¿Por qué algunos se sienten mal cuando no les comparto mi dolor?
O sea, ¿me tengo que mostrar irracional para caerte bien?
Los últimos veinte dias he tenido la oportunidad, junto a mi familia, de acompañar a mi madre en un problema de salud, y comprobar que el Seguro Social del Perú SI FUNCIONA!
Sin embargo, existen algunas personas que, de modo indirecto se han enterado de esta situación, y me llaman, me escriben, me piensan, me sueñan con el fin de pecharme el no haberles llamado a ellos, o responderles para darles la exclusiva de informales a ellos (lo siento, pero yo no practico lo de llamar a todo el mundo cuando te pasa algo malo, pero quedarte callado cuando lo bueno te sucede, ok?).
Y en verdad, eso me da la oportunidad de escuelearlos en esto: Ustedes pareciera que viven pendiente del otro, ojo, ya no sigan viendo la pájara peggy, ya el mundo cambió, entiendan que a los cuarenta los amigos ya no serán ese factor que a tus veinte, o quizá aún a los treinta, significaba tu feedback emocional, ya no, ahora esos muchachos son un grupo de anacoretas que buscan pegarse, cual parásitos emocionales, a todos aquellos que sí tienen estructura familiar, y valgan verdades, cansan.
Por eso, aunque tengo miedo, ira, cólera, pena, agonía, vergüenza cuando enfrento problemas FAMILIARES, también siento alegría, dicha, euforia, éxtasis al saber que alguno de mis FAMILIARES han tenido éxito en algo, y lo pongo en mayúscula, porque a diferencia de muchos de quienes practican la cultura magaly medina, yo no me siento asqueado ni avergonzado de mi familia, decidí hace muchas décadas perdonar sus errores y los míos propios y agradecerles por compartir su vida conmigo, por ello esta entrada, porque sé que muchos de ustedes buscan en entregar afectos una moneda de cambio inmediato, pero yo no estoy interesado en hacer algún tipo de transacción.
Como diría mi viejo, tienen mi permiso para irse a la mierda.